El 22 de febrero no es solo una fecha más en el calendario; es un día que nos invita a reflexionar sobre las raíces profundas y la importancia trascendental de la agronomía en México.
En este día, recordamos la fundación de la Universidad Autónoma Chapingo, un baluarte de la educación agrícola en nuestro país, que comenzó como la Escuela Nacional de Agricultura.
Pero, ¿a quién estamos
realmente celebrando este día?
Estamos honrando a aquellos apasionados profesionales del campo,
quienes con su conocimiento profundo en ciencias aplicadas, no solo optimizan y capacitan sino que también viven inmersos en la noble tarea de nutrir a la nación.
Celebremos a quienes van ms allá de su labor, cuyo compromiso con la sustentabilidad, con el equilibrio de nuestros ecosistemas, y sobre todo, con garantizar una alimentación sana y balanceada para cada mexicano.
Administrar los recursos con sabiduría y responsabilidad es su promesa, una promesa de vida, de futuro, de esperanza.
Hoy, en el Día del Agrónomo, extendemos nuestro más profundo agradecimiento y admiración a estos héroes silenciosos.
Su trabajo, a menudo detrás de escena, es el que permite que nuestras mesas se llenen de color y vida.