La industria alimentaria es un sector en constante evolución. Se producen numerosos cambios como resultado de las innovaciones tecnológicas, las nuevas necesidades del mercado o el cambio climático. Anticiparse a las nuevas tendencias para entender cuáles serán los alimentos del futuro puede resultar difícil. Son muchos los artículos que anuncian la aparición de nuevos productos en nuestras mesas, pero todos coinciden en un aspecto: en el futuro, se invertirá en una variedad más amplia.
Un estudio creado en colaboración con el WWF apuesta especialmente por los vegetales, dando importancia a variedades hasta ahora poco aprovechadas. A día de hoy, de hecho, nuestra dieta se basa en un grupo de alimentos muy reducido: el 75 % del suministro de alimentos a nivel mundial proviene solamente de 12 especies vegetales y 5 especies animales. Cuando hablamos de cereales, 3 de ellos (arroz, maíz y trigo) constituyen por sí solos la fuente de casi el 60 % de las calorías de nuestra dieta.
Esta tendencia a favorecer un número extremadamente reducido de productos comestibles ha hecho que descuidemos muchas otras variedades que pueden representar una valiosa fuente de nutrición, sobre todo en términos de vitaminas y minerales. Por ello, el estudio presenta una lista de 50 productos nutritivos, con bajo impacto medioambiental, todos ellos disponibles pero poco explotados. Veamos cuáles son los principales.
- Las algas, ya utilizadas en algunas cocinas orientales, probablemente también experimentarán un desarrollo en nuestras cocinas. De hecho, son ricas en nutrientes, una excelente fuente de antioxidantes y, a menudo, también son ricas en proteínas.
- Las legumbres son una excelente fuente de proteínas y fibra, muy bajas en grasas. Contienen una gran cantidad de sales minerales y vitaminas del grupo B. Además, son muy versátiles en la cocina y, en general, fáciles de conservar. Entre las variedades con un potencial crecimiento se encuentran las habas, las semillas de soja, los frijoles negros, las alubias carillas y también las lentejas.
- Sin duda, los cactus pueden protagonizar el elemento más sorprendente de esta lista. Entre estas plantas, conocidas sobre todo por su finalidad decorativa, existen algunas variedades comestibles utilizadas, por ejemplo, en la cocina mexicana. Fáciles de cultivar, gracias a su capacidad para conservar agua y crecer incluso en climas áridos, contienen una gran cantidad de vitaminas C y E, fibras, aminoácidos y carotenoides.
- Los cereales siempre han sido la base más importante de la dieta humana. No obstante, por razones de salud y sostenibilidad, es necesario diversificar la fuente de carbohidratos vegetales respecto de los más comunes (trigo, arroz y maíz), y optar por tipos menos comunes como el trigo sarraceno, el amaranto, el fonio, el trigo de Jorasán, la quinua, la espelta y muchos más.
- Frutas consumidas como verduras, o productos que cocinamos como si fueran verduras aunque, en botánica, se consideren frutas. A menudo son dulces y contienen más carbohidratos y agua que las verduras. Los ejemplos más clásicos son los tomates, las berenjenas y los calabacines. Entre los alimentos de los que se espera un mayor consumo se encuentran las flores de calabacín, los tomates naranjas y la okra.
- Las verduras de hoja, versátiles y nutritivas, son ricas en fibra, vitaminas y minerales, y contienen muy pocas calorías. Entre los alimentos del futuro, encontramos acelgas, grelos, moringa y col lombarda.
- Las setas comestibles: existen más de 2000 variedades de setas en el mundo. Apreciadas por su sabor, también son nutritivas, ricas en vitaminas B y D, en proteínas y fibra, si bien realmente no podemos considerarlas verduras. Las setas también tienen la ventaja de crecer en tierras donde otras variedades de plantas no crecerían.
- Los frutos secos y las semillas, ricos en proteínas y vitamina E, también ofrecen un sabor y una textura que hace que sean especialmente apreciados. Sin embargo, consumimos muy pocas variedades de las muchas que hay. Entre los productos con mayor potencial, se encuentran las semillas de lino y las semillas de sésamo.
- Los tubérculos son ricos en vitaminas, sales minerales y carbohidratos, y representan una valiosa fuente de energía. Además, son cultivos que resisten tanto las estaciones más frías como los climas más secos. La escorzonera, las raíces del perejil, las raíces del loto, el ñame morado o ube, la jícama o nabo mexicano o la batata son algunos tubérculos que podrían tener un mayor desarrollo.
- Brotes: la germinación de frijoles y semillas puede duplicar o incluso triplicar el valor nutricional de estos alimentos. Por ello, productos como los brotes de alfalfa, de alubias pintas o de garbanzos podrían empezar a estar presentes en nuestras mesas.
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